Desde que la venganza contra el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) por parte del gobierno federal y del estado de México se consumara con un salvaje operativo el 3 y 4 de mayo de 2006 en San Salvador Atenco, aún permanecen en prisión 12 personas por aquellos hechos.
Viviendo una fantasía, cualquiera pensaría que los doce presos se tratan de los altos mandos federales y estatales que orquestaron la barbarie—llámese Vicente Fox, Enrique Peña Nieto, Eduardo Medina Mora, Wilfrido Robledo, o ya de menos alguno de los policías que torturaron y violaron a decenas de personas en el “operativo”—sin embargo, en la realidad que vivimos los doce presos son el estandarte del Estado mexicano en su lucha contra el “crimen organizado” o en otras palabras: contra los movimientos sociales.
Esa jornada de mayo de 2006 dejó más de doscientos presos en las cárceles del Estado mexicano, dos muertos, decenas de heridos y de mujeres violadas. A Vicente Fox le escurría sangre por las manos en el camino a su rancho de Guanajuato—sin olvidar la invasión militar (PFP) a Oaxaca en noviembre de ese año—confirmando el compromiso que tenía con la democracia.
A más de tres años de distancia las sentencias de los doce presos políticos oscilan entre los 112 y los 31 años. Uno pensaría en lo “injusto” y “desproporcionado” de las sentencias, sin embargo, debemos de centrar la discusión en la esencia de las mismas. Las sentencias no son desproporcionadas pues éstas ni si quiera debieran de existir. Los presos son rehenes del Estado mexicano y son resultado de la incesante política de la criminalización de la protesta social que la equipara con el crimen organizado comoamenaza para la seguridad nacional—recordemos que tres de los presos se encuentran en el penal de máxima seguridad del Altiplano, los tres con penas de 67 años de prisión e Ignacio del Valle con una pena adicional por 45 años más. Los otros nueve presos se encuentran recluidos en el penal de Molino de las Flores, todos con penas por 31 años.
A raíz de la permanencia en prisión de los doce presos políticos la sociedad civil se organizó para buscar la libertad de los mismos, lanzando la Campaña Nacional e Internacional Libertad y Justicia para Atenco.
El lanzamiento de la misma se realizó en febrero pasado. El impacto que ha tenido ha sido positivo para situar nuevamente el caso en la opinión pública. Este lanzamiento se realizó en el contexto de la resolución de la Suprema Corte de Justicia de dejar en la impunidad los casos de violación a los derechos humanos que se produjeron aquél mayo sangriento.
La demanda principal de la Campaña por los presos de Atenco es su libertad inmediata. Con las estrategias legal y política se pretende revocar las sentencias de los presos—así como las órdenes de aprehensión en contra de América del Valle y Adán Espinoza que los mantienen lejos de su comunidad—y por supuesto el de la justicia; justicia para el que defiende su tierra.
El comité de la campaña lo conforman distintas organizaciones del país, así como distintas personalidades de todos los ámbitos de la cultura y sociedad mexicana e internacional que tienen un compromiso con la verdadera democracia—esa democracia en donde no existen los presos políticos.
Las personalidades que acompañan al FPDT en la lucha por la libertad de los compañeros van desde los músicos Manu Chao y Maldita Vecindad hasta intelectuales, actores y actrices como Adolfo Gilly, Daniel Giménez Cacho y Ofelia Medina.
Luego de distintas acciones de la campaña durante estos meses—que incluyeron desde actos políticos-culturales en Atenco,una marcha a la SEGOB y distintas visitas a los presos de ambos penales—el pasado lunes 7 de septiembre se lanzó una nueva etapa de la misma.
Ésta nueva etapa está destinada a situar las acciones por la libertad en distintos puntos del globo. Si bien dentro de la anterior fase se habían realizado acciones en Nueva York, Barcelona, Edimburgo, y en otras ciudades, el FPDT planea hacer una gira por el interior del país, haciendo un mayor eco por la libertad en todas las latitudes.
La gira comenzará este fin de semana en el estado de Chiapas, posteriormente trasladándose a Veracruz y a Jalisco. La gira está planeada para visitar doce estados del país, recorriendo cerca de 10 mil kilómetros para exigir la libertad de los compañeros.
El arranque de esta nueva fase se realizó con un evento frente a la Secretaría de Seguridad Pública Federal. En él acto se exigió, además de la libertad sin condiciones, el traslado inmediato de los presos del Altiplano a un penal más cercano a su domicilio.
El balance de la primera etapa de la campaña muestra el compromiso de la sociedad mexicana con la justicia verdadera. Desde que el FPDT surgió en 2001 para defender su tierra de la vorágine neoliberal, se ha situado como referente de la lucha que está por venir. Una lucha que tejiéndose desde abajo se enfrentó al tirano y lo derrotó. Lo que viene después de la libertad y la justicia es la libertad y la justicia.
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